La retirada del futbolista: el tormento o la paz
A esta altura de mi vida veo como mis antiguos compañeros, cumpliendo el ciclo normal del futbolista, comienzan a retirarse o pensar en ello. Es una decisión difícil de tomar porque cuando uno está saboreando un helado y se va acercando a la punta del cucurucho se pregunta : ¿Tan rápido?
Es complicado adaptarse a la nueva rutina cuando se está acostumbrado a entrenar casi a diario en un equipo, alimentarte con ciertas restricciones, aprovechar los sábados noche que se pueden salir como si fuera Fin de año, a recibir abrazos a diario en el trabajo por parte de los compañeros, a dejar los problemas personales fuera del terreno de juego, a acertar en pequeñas cosas como un pase bien hecho, a sentir lo que es un equipo de verdad, conocer ciudades esporádicamente, a ver la cara de felicidad de tu familia cuando has hecho un buen partido, la cara de «no pasa nada» cuando no has estado acertado, el reconocimiento inmediato por parte de extraños, a sentir como se te pone el corazón a mil antes del partido, esa bendita tensión que te dice que lo tienes todo para hacer la jugada de tu vida… eso, entre otras cosas, es lo que echa de menos el futbolista cuando lo deja la maravillosa burbuja del fútbol.
El jugador cuando está a punto de retirarse siente