Esta temporada estoy cursando el nivel más básico para ser entrenador, el UEFA C, necesario para entrenar a equipos federados, pero sobretodo para tener unas nociones básicas para ayudar a los niños y niñas en la fase inicial del fútbol.
Aunque hay muchas cosas que conozco por haberlas vivido, o por lógica, estoy adquiriendo una serie de conocimientos que me están ayudando a ordenar los contenidos y entender qué mínimo debo esperar de los niños en esta etapa.
El curso consta, principalmente, de varias lecciones en vídeo y PDF con sus respectivos ejercicios. Para completar el aprendizaje tenemos dos clases online y otras dos sobre el terreno de juego.
Ayer tuvimos la primera de las sesiones en el terreno de juego y tengo que decir que me volví a sentir futbolista después de mucho tiempo. A pesar de haber jugado de manera regular algunas pachangas en los últimos años, hasta ayer no me había vuelto a sentir tan futbolista.
Me presté como voluntario a todos los ejercicios que propusieron mis compañeros. Me sentía ligero, toque fino, fuerte. Me sentía futbolista recibiendo instrucciones y ejecutando.
Los lunes, miércoles, viernes y sábado soy yo quien da instrucciones desde el púlpito del entrenador, que no tiene nada que ver con el de futbolista. Lo sabía, pero después de la sesión en el curso de entrenadores, me quedó clarísimo.
En un ejercicio, cada vez que hacía bien un pase, uno de los entrenadores me gritaba «bien, buen toque» y cosas por el estilo. No pude resistirme y le dije a uno de mis compañeros: «que bien sienta que te animen, me recuerda a cuando era futbolista».
Esta experiencia me ha dado alas para volver a los entrenos (como entrenador) más motivado que nunca. Soy de los que animan continuamente, pero ahora lo haré sabiendo qué importante es para los jugadores. Eso sí, lo haré sin dar muchos gritos, que llevo un mes y medio tratando de recuperar la voz.
Lee mi último libro corto SER FUTBOLISTA
