Sé porqué los ex futbolistas ven en silencio los partidos de sus hijos

Sé porqué los ex futbolistas ven en silencio los partidos de sus hijos

Como ya he dicho en posts recientes (Jugar con viejos para entender a mis benjamines), entreno un equipo de niños en el cual juega mi hijo. He llegado a esta situación más por un acto altruista que por ambición personal. El hecho de haber sido futbolista profesional me hacía «evitar» ser padre de un niño futbolista, y lo de ser su entrenador estaba más lejos que Harry Kane de ganar un título.

¿Perfil de entrenador formativo?

Desde que me retiré muchas personas me animaron a entrenar niños, que lo haría bien, pero no me veía. Pensaba -y pienso- que debe ser muy duro porque no siempre se puede ser lo justo que uno quisiera. Elegir entre el trabajo y el talento es un dilema que puede llegar a ser agotador emocionalmente.

Observándome a mí mismo en el banquillo como entrenador y como padre, he llegado a la conclusión de porqué los ex futbolistas profesionales ven en silencio los partidos de sus hijos: porque lo han vivido y saben que no es oro todo lo que reluce. No soñamos con ver a nuestros hijos siendo profesionales porque hemos cumplido nuestros sueños en la medida de lo posible y no les utilizamos para autosatisfacernos; soñamos con que se lo pasen muy bien mejorando y superando dificultades sanas relacionadas con lo deportivo.

Tuve algunas dificultades durante mi carrera, pero nada que no haya vivido la mayoría de profesionales. No creo necesario que mi hijo tenga que pasar por lo mismo que yo. Por eso escribí Futbol B, para que los que vengan detrás sepan a qué se van a enfrentar en el camino y busquen sus propias soluciones.

Vemos los partidos de otra manera

Los ex futbolistas también disfrutamos viendo jugar a nuestros hijos, pero no tenemos la necesidad de exteriorizar nuestras emociones durante el encuentro. Observamos y disfrutamos a nuestra manera. Intentamos estar al margen, pero entendemos a los otros padres a pesar de que no compartamos la manera de vivir el fútbol.

Me atrevería a decir que son pocos los jugadores retirados que gritan desde la grada de un estadio. En mi caso es porque no me aporta nada desgañitarme. No me desahogo insultando al árbitro o a un jugador. No me siento escuchado elogiando a un jugador. Es más probable que le llegue un elogio a través de Twitter que en el estadio. Como mucho puedo aplaudir. La llama de aficionado que todos tenemos cuando nos enganchamos al fútbol en la niñez, en mí es tan tenue como la bombilla de Alexa al 4.

Conclusión

La conclusión es que sabemos que lo que está viviendo nuestros hijos es un momento muy concreto que en este caso es fútbol, pero podría ser balonmano, clases de teatro o de piano; una actividad que deben disfrutar a la vez que tratar de ser lo mejor posible. Nosotros lo sabemos porque hemos visto la cantidad de compañeros que nos han ido acompañando con diferente suerte. Hemos aprendido a no mirar más allá de lo que alcanzan nuestra vista.

No creo que tengas que ver los partidos de tu hijo en silencio ya que a todos nos ha gustado jugar escuchando las reacciones del público, siempre y cuando sean respetuosas. Con este post solo he querido que entiendas lo que estoy aprendiendo entrenando a niños (y niñas).

Podrás encontrar más contenido sobre el mundo del fútbol a través de mis libros:

Padres viendo a sus hijos jugando.

2 Comments

  1. Antoni Serrano

    Un padre, que ha Sido profesional de lo que sea y no comenta con su hijo Nada de lo que perciben de lo que fué su profesión, és un bautizado, O egoista, para Todó lo demás los padres debemos enseñar y educar a los hijos.

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