La retirada del futbolista: el tormento o la paz

A esta altura de mi vida veo como mis antiguos compañeros, cumpliendo el ciclo normal del futbolista, comienzan a retirarse o pensar en ello. Es una decisión difícil de tomar porque cuando uno está saboreando un helado y se va acercando a la punta del cucurucho se pregunta : ¿Tan rápido?

Es complicado adaptarse a la nueva rutina cuando se está acostumbrado a entrenar casi a diario en un equipo, alimentarte con ciertas restricciones, aprovechar los sábados noche que se pueden salir como si fuera Fin de año, a recibir abrazos a diario en el trabajo por parte de los compañeros, a dejar los problemas personales fuera del terreno de juego, a acertar en pequeñas cosas como un pase bien hecho, a sentir lo que es un equipo de verdad, conocer ciudades esporádicamente, a ver la cara de felicidad de tu familia cuando has hecho un buen partido, la cara de «no pasa nada» cuando no has estado acertado, el reconocimiento inmediato por parte de extraños, a sentir como se te pone el corazón a mil antes del partido, esa bendita tensión que te dice que lo tienes todo para hacer la jugada de tu vida… eso, entre otras cosas,  es lo que echa de menos el futbolista cuando lo deja la  maravillosa burbuja del fútbol.

El jugador cuando está a punto de retirarse siente que está al borde del abismo, nada volverá a ser igual. Muchos son los casos en los que el jugador tiene interiorizado que lo único que sabe hacer es jugar a fútbol pero yo soy de los que opina que si un smartphone puede hacer cientos de cosas, una persona al menos puede hacer 4 y que le paguen por alguna de ella. No es el fin del mundo. Después de dejar el fútbol el siguiente paso no es caer en las drogas, ni mucho menos. Si tienes unos ahorros te da tiempo a caer en una pequeña depresión porque ese dinerillo te «permite» hundirte en el sofá preguntándote qué puedes hacer para ganarte la vida. En caso de no tener esos ahorrillos desde el día uno no hay más opción que buscar trabajo.

Yo calculo que lo normal, si no hay un acontecimiento importante (lesión) , dos años antes de la retirada, el jugador empieza a darle vueltas a la cabeza para prepararse para la retirada. En otros casos suele ser al comienzo de una pretemporada  cuando uno ve que no se ve soportando un año más haciendo ese esfuerzo físico por falta de motivación o energía. No todo el mundo cuando le falta motivación se va un Bayern Munich. Y mucho menos en categorías modestas, que poco tienen que ver con la primera división. Pocos son los que tienen la posibilidad de despedirse de algún club o afición. En el fútbol no hay tiempo para eso, detrás viene otro y a rey muerto… Es así de sencillo y uno cuando cierra una etapa no debe andarse con romanticismos. Hay que ser realista, con 33 años no puedes andar por la vida sintiéndote un inútil.Quien quiera homenaje que avise a sus amigos y familiares y haga una comida, pero muchas veces te llega la retirada cuando menos te lo esperas y hasta que no han pasado 3 meses (margen para tratar de volver) no te das cuenta de que sí, que estás retirado.

Quienes estén cerca de retirarse pueden estar tranquilos porque una vez dejen el fútbol mostrarán en casa su mejor versión Clic para tuitear, estarán más implicados que nunca porque inconscientemente, el deporte profesional te hace creer que es más importante tu profesión que cualquier otra cosa. Para el futbolista ir a entrenar es lo que para el hombre solitario pasear el perro mientras ojea al móvil. Un oasis dentro de la vida en pareja o familiar. Habitualmente se deja la tensión del fútbol fuera de casa pero se nota en la cara. No es lo mismo ir a trabajar cada día que ir a competir. Los trabajos comunes tienen sus cosas buenas y malas pero un futbolista debe saber que esto no es para siempre (por suerte) y debe estar preparado para pagarse sus propios cafés y ser un empleado que no gana más que el jefe.

15 años en el mundo del fútbol es un buen máster para la vida pero no todos saben aplicar lo vivido al mundo real.

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