Un secreto de futbolista: conducía de noche sin rumbo

Un secreto de futbolista: conducía de noche sin rumbo

Nada tiene que ver mi yo actual con el futbolista en cuanto a costumbres se refiere. Por aquel entonces iba en coche a cualquier lado. Incluso al supermercado que tenía a 5 minutos de casa. A los futbolistas nos cuesta mucho andar o estar de pie mucho rato.

Actualmente hago caminando cualquier distancia que se encuentre a menos de 20 minutos. Si puedo evito coger el coche. Me aburre conducir en trayectos cortos.

La vida de futbolista si tiene algo de pesada es la rutina. A pesar de trabajar pocas horas, el tiempo restante andas con las energías justas para pasar el día, ya que el descanso es parte del entrenamiento. Os voy a contar un pequeño secreto:

Ciudad: Southampton

Mi rutina en Southampton estaba marcada por el entrenamiento y por la escasez de amistades. Como he dicho antes, entrenar me suponía un desgaste físico importante. Cada día necesitaba dormir la siesta para recuperarme.

Después aprovechaba para comprar en el supermercado antes de encerrarme en casa a jugar a la PlayStation, ver una película o leer un libro. Saltaba de una actividad a otra por aburrimiento.

No tenía muchos amigos, aunque algunas veces salía a tomar algo con algún compañero. Con el tiempo me aburrí de salir (al cabo de más de un año jejeje), mi colega se echó novia. Ya no me apetecía salir todos los sábados aguantando velas, pero estar en casa me resultaba extremadamente aburrido.

Una noche me dio por salir con ropa de estar por casa -un chándal y una sudadera- a conducir por la ciudad sin rumbo. Había estado horas jugando al GTA, necesitaba un poco de paz.

No pasaba por zonas de discotecas ni por el centro de la ciudad; no es muy fluido conducir y tener que parar a cada paso por los semáforos. Tampoco era muy agradable pasar por el centro de la ciudad y ver a la gente eufórica entrando y saliendo de los clubes mientras que yo daba vueltas por falta de sueño.

La ciudad era entera para mí. Me cruzaba con pocos coches en mi trayecto. En muchas zonas no había más iluminación que la de los faros de mi Saab 9-3 gris con matrícula española.

jacintoelá
Este coche tiene su historia

No tenía rumbo ni prisa. Daba vueltas a velocidad de abuelo sumido en mis pensamientos. Tenía la sensación de poder estar horas dando vueltas, pero volvía a casa antes de lo deseado porque tenía miedo de que la policía pensara que estaba tramando algo raro.

Este era mi secreto.

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