El fútbol como refugio de masas
El fútbol es el deporte más popular que existe. Lo cual conlleva que abarca a gentes de diferentes estratos sociales, nacionalidades y profesiones. En una misma grada, asiento con asiento, se pueden juntar un paleta y un cirujano animando al mismo equipo. Incluso, sin conocerse, se pueden llegar a abrazar para celebrar un gol. También los podemos ver aliarse para insultar al árbitro o a un jugador rival. Es la magia del fútbol.
A mí me costaría mucho gritar para insultar a un jugador o al árbitro -me gusta hablar con gente que me escucha-. Pero hay mucha gente que necesita expresarse a base de gritos en un espectáculo como el fútbol. Para ellos es como subirse a una montaña y gritar al vacío. Todos lo hemos hecho alguna vez, y es gratificante. Hay personas que cambian su personalidad cuando asisten a un partido de fútbol, incluso cuando lo ven por la tele. No me refiero a la gente que, como yo, habla por los codos; me refiero a esos tibios que te dan la mano blanda, siempre llevan la cabeza gacha y hacen horas extras gratis.
Reconozco que el fútbol es una gran distracción para pasar un rato apasionado gracias al esfuerzo de otros (vamos, como algunos jefazos). Por eso envidio a las personas que tienen un equipo al cual siguen hasta la muerte. A mí me cuesta ponerle tanta pasión siendo un mero espectador. Quizás sea porque he estado dentro del campo y mi afición al fútbol se ha construido desde dentro hacia fuera. Cuando estoy en la grada lo veo todo muy frío y lejano. Me gusta, pero no tanto como jugarlo. Lo más probable es que sea un trauma que arrastro de mi etapa en Southampton porque allí veía los partidos desde la grada domingo y domingo también. Reconozco que no soy lo que se dice un buen aficionado al fútbol.
No es nada personal
En los últimos años han sido muchos los casos en los que algunos jugadores se han visto sobrepasados por la presión. El más llamativo de los últimos tiempos es el de André Gomes, quien declaró para la revista Panenka que tenía miedo de salir a la calle por miedo a las críticas que recibe en el campo de fútbol. Es cierto que es complicado sentirse a gusto cuando tu propia afición te abuchea. Pero no es nada nuevo. Repito: no es fácil. La ventaja que tiene Gomes es que hay otros que han pasado por esto, solo tiene que preguntar. Si le gustara leer encontraría herramientas para sobreponerse a esta situación de forma natural. Le recomiendo Yo soy el futbolista secreto. Es un buen libro para darse cuenta de que no está solo. Perolo principal para el jugador es entender que cuando está en el terreno de juego es un actor. Deja de ser el hijo de Pepita y Antonio para ser futbolista de un equipo. Si asocia a su persona con su profesión, cuando deje de jugar a fútbol, se puede encontrar al Perro Negro (ojalá que no).
Es algo personal
Hemos visto casos realmente más graves que unos abucheos. Por ejemplo cuando a un negro se le ha gritado «Negro, basura, tu piel no tiene cura», o cánticos contra Dani Jarque o Antonio Puerta, fallecidos. El asunto de André Gomes es cómo lo llevan él y su entorno. Ha decidido -supongo que aconsejado por especialistas- que hacer una entrevista y «desnudarse» es lo mejor para superarlo. El problema es que en fútbol puedes estar muy motivado, bien entrenado y bien descansado, pero si das tres toques malos te vuelven los demonios. Y el futbolista sabe perfectamente cuándo merece los aplausos y cuándo no; el público puede ser muy compasivo, pero a corto plazo. El «partido a partido» es una arma de doble filo: por un lado puede ser cautela para un equipo ansioso por conquistar un objetivo, pero por otro impaciencia. La búsqueda de resultados a corto plazo para algunos jugadores es ponerles la soga al cuello. Lo que le ocurre a André Gomes no es cosa del mundo del fútbol, sino de él mismo. Por supuesto que la afición puede ser más benévola con él, ¿pero será benévolo consigo mismo? Una de las frases que más «me preocupa» en la entrevista es cuando dice que es muy perfeccionista. Ahí «Houston, tenemos un problema».
La reacción del mundo del fútbol
Me ha chocado la reacción del mundo del fútbol en general mostrando lástima por André Gomes. Al ser un hombre joven es normal que eso le afecte; además, si hay algo a lo que uno se acostumbra en el mundo del fútbol es a las palmaditas en la espalda. Desde niño hasta llegar al fútbol profesional todo son palmaditas. Sientan bien. Pero no son eternas. Cuando se llega a la élite uno se enfrenta al juicio de personas que pagan por ver un espectáculo. Lo cual implica que pueden haber elogios y críticas. Pero no dramaticemos: No es nada personal. Dudo que los abucheos que recibe André Gomes sean porque es alto, portugués, heterosexual/homosexual, budista o bizco. Los abucheos son porque hay mucha gente a la que no les gusta su juego. Y quien tiene derecho a aplaudir, tiene derecho a abuchear. El fútbol todavía no es como los programas de la tele, donde los espectadores aplauden todas las veces que haga falta a cambio de un bocadillo. Aunque empezamos a ver ese modelo en alguna grada.
El fútbol es teatro
Que hayan personas que te abucheen porque no les gusta tu juego es algo muy respetable, ¡y si son de tu equipo, más! Ellos son los que más ven a sus jugadores, y tienen derecho a mostrar que no les gusta cómo juega. Eso no quiere decir que lo descalifiquen como persona. Ese es otro tema. El futbolista debe saber y entender que dentro del campo representa a una persona y fuera a otra. He jugado a fútbol de manera profesional y sé lo que digo. Ningún jugador aceptaría de sí mismo comportamientos como los que tiene en el terreno de juego, empezando por escupir sin disimulo, o por fingir más dolor del que tiene. El fútbol es un teatro, los jugadores, el árbitro, y los entrenadores son actores. Cuando el público se manifiesta, suele ser contra el personaje, por norma general. La cosa cambia cuando se insulta a un jugador por su raza, su condición sexual o se le desea que muera su hijo o que su mujer es una puta. Entonces ya hablamos de algo personal. Por suerte eso se ve cada vez menos en los terrenos de juego.
Mi recomendación para ‘los André Gomes’ de turno es que salgan a la calle y comprueben que la gente le mira con admiración por el simple hecho de ser futbolistas. Con estas líneas no voy a convencer a nadie porque el tema es complejo, pero que se hable de temas como la depresión es un gran paso adelante para empatizar ante las señales que nos indiquen que alguien puede padecerla. Nadie está a salvo, pero lo que tengo claro es que muy normal.
SegÚn la FIFPRO, 1 de cada 3 jugadores padece problemas de salud mental. No es algo nuevo, sino algo oculto. Share on XEl 31 de marzo mi primer libro cumplirá un año. I’m happy.
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