Uno de los desafíos de ser futbolista (o ex futbolista) es estar hiperconsciente de tu cuerpo, especialmente en el ámbito profesional. Tu rendimiento y carrera dependen tanto de tu estado físico que cualquier pequeña incomodidad puede sentirse como una crisis inminente.
Es irónico cómo quienes no han experimentado el rigor del deporte profesional suelen tolerar el dolor como quien acepta el retraso del tren, mientras que los deportistas profesionales somos propensos a la hipocondría.
Incluso después de retirarte, esa sensibilidad persiste, aunque con una actitud un poco más relajada, pero siempre alerta ante cualquier señal de malestar.Personalmente, he aprendido con los años que vale la pena invertir algunos euros en la prevención de lesiones, algo que muchos descuidan al prolongar innecesariamente el sufrimiento de dolores que podrían solucionarse en cuestión de semanas.
No me considero un genio, pero recientemente experimenté la eficacia de esta inversión cuando decidí consultar a una podóloga para eliminar un callo en el dedo pequeño del pie, con el que había convivido durante meses. En cuestión de minutos, el problema se resolvió, y desde entonces he comprendido que es la mejor inversión que uno puede hacer en sí mismo… 27 euros.