Me he topado en el Marca con un extracto de un reportaje en el que entrevistan al exjugador del Real Madrid Fabio Coentrao. No he esperado para buscar en YouTube la entrevista completa. Se trata de un canal de televisión portugués llamado Empower Brand Channel. El episodio es en cuestión trataba de la vida en el mundo de la pesca.
El futbolista portugués se encuentra sin equipo a sus 33 años, pero asegura que es feliz con su nueva vida a como dueño de un barco pesquero. Siguiendo la estela de su padre ha heredado el amor por el mar. Una de las frases que destaco es que uno de sus sueños, además de jugar en el Real Madrid era vivir del mar. A cargo tiene diez personas de entre 18 y 70 años a los que considera su familia. Además, dijo que su intención es tener diez barcos a los 40 años.
«Sabía que el fútbol un día acabaría y que debería tomar una nueva dirección»
Fabio Coentrao
A mí no me sorprende este giro en la vida del futbolista portugués, ya que es lo más común entre los profesionales. No todos los futbolistas quieren ser comentaristas o estar ligados al fútbol en cualquiera de sus formas. Son muchos los que, después de una vida dentro del circuito, prefieren alejarse sigilosamente.
Los futbolistas no tienen durante toda la vida la misma relación con el mundo del fútbol, a diferencia de los aficionados, que siempre están listos para ilusionarse con nuevos jugadores, nuevos objetivos y nuevas ilusiones. El jugador que no quiere seguir ligado al fútbol, cuando se retira solo quiere dejar un espacio para pensar a qué va a dedicar. Sin embargo, cuando no hay un colchón económico, uno se agarra al primer empleo que le sale, como fue mi caso, y el de muchos otros futbolistas. No todos salen con los bolsillos llenos de billetes.
La realidad es que los exfutbolistas acaban teniendo vidas iguales a las de cualquiera. Al poco tiempo de retirarse nadie les pide fotos por la calle ni en los restaurantes; ganan la intimidad que tanto reclaman mientras están en activo… y que en secreto añoran.
Para terminar, te cuento una anécdota virtual: me topé en Twitter con un tweet del exportero del Valencia, José Manuel Sempere. Actualmente tiene 61 años y tiene un centro de fisioterapia. No era mi ídolo, pero es parte de mis primeros recuerdos de niño fanático del fútbol. Me hizo ilusión ver cómo un exfutbolista, que lleva más tiempo fuera del fútbol que dentro, tiene una vida totalmente normal.
