Cómo explicar un gol

Cómo explicar un gol

Capitulo 14 de mi libro Fútbol B (Amazon).

Dicen que el gol es solo comparable a un orgasmo. Demasiado sencillo. Mientras se está en el campo de fútbol siempre se tiene apetito de gol, a diferencia de cuando se está en la cama. El gol es otra cosa. El gol no es un éxito colectivo que se atribuye a un único individuo (cosas de la burocracia). El gol es la guinda del pastel. Puede ser un pastel con muchas guindas. Uno pone la guinda y todos se comen el pastel. Todos trabajan para marcar el gol, para darle valor. No vale de nada meter si recibes (hablo de fútbol). No he escuchado una explicación convincente para explicar lo que es un gol. Una palabra tan corta, un momento tan efímero, ¿cómo puede ser tan grande? Un gol feo no es menos que un gol bonito dependiendo del momento en el que se marque. Hemos visto a Filippo Inzhagi marcar goles horribles y celebrarlos como si fuesen auténticas obras de arte. Hemos visto auténticas obras de arte que no han servido para nada en directo. En las repeticiones, después de un tiempo, adquieren un valor estético que queda en los museos de la historia del fútbol. Cuando se es muy ambicioso ni el jugador lo valora, porque cuando uno marca quiere que el gol sea útil para conseguir la victoria.

         En las entrevistas, los jugadores, al ser preguntados qué se siente al marcar, no encuentran las palabras para describir tal sensación a los aficionados. En muchas ocasiones es porque el vocabulario no les da para más, pero la gran mayoría de veces es porque no tienen las suficientes experiencias fuera del mundo del fútbol para poder hacer un símil. Para superar estas dificultades tenemos las metáforas, para aproximarnos a lo que queremos expresar. Las metáforas no son únicamente recursos para adornar oraciones, las metáforas, muchas veces, son el único camino para poder explicarnos. Sin ser conscientes utilizamos las metáforas en el día a día. Estoy hecho polvo; tocar el cielo con las manos; es un pozo de sabiduría; el tiempo es oro; es un monstruo. Estas solo son una pequeña muestra de metáforas. Para explicar de lo que es un gol se podrían utilizar, pero, para que lo entienda el mayor número de personas, los símiles (comparaciones) podrían ser más útiles.

         No es la primera vez que intento explicar que es un gol. Nunca he conseguido explicarlo como lo sentía. Ahora, después de 9 años de mi retirada, tengo las suficientes experiencias y la distancia temporal necesaria para destripar la anatomía de un gol:

Cuando en 2008 decidí dejar el fútbol con 26 años recién cumplidos, llevaba meses realizando entrevistas de trabajo con la misma actitud que un turista tacha la lista de museos que ha visitado. Eso por la mañana y por la tarde iba a entrenar. Desde enero la decisión estaba tomada. Por aquel entonces jugaba en el Premià (tercera división). Después de una poco dramática maduración, mi universo se alineó para llegar a la conclusión de que no quería jugar más a fútbol para ganarme la vida. Sin drama ni nostalgia. No había pasado nada traumático para llegar a esa conclusión. Fue un desenlace amable a una situación que para muchos requiere de ayuda psicológica e incomprensión. Cierto es que desde que tomé la decisión hasta que conseguí mi primer trabajo pasaron 5 meses. Mientras tanto seguí realizando mi trabajo de la manera má honesta y competitiva posible. A pocos partidos del final de la liga anoté mis primeros dos goles desde que llegué en enero. Los dos de cabeza. En los dos goles me abracé con Dani Aramburu, un compañero que compartía posición en el campo conmigo y también compartíamos coche de vuelta a casa. Es jodido competir con quien mejor te llevas de la plantilla. Siempre me ha ocurrido. La parte buena es que cuando no jugaba yo lo hacía alguien a quien estimaba. Un mal menor. Pues recuerdo perfectamente lo que sentí cuando marqué esos dos goles. Me sentí vivo. Comprobé que aún podía ser útil al equipo poniendo la guinda del pastel como un enxaneta (es el niño o niña que corona) un Castell. Aunque aún quedaban partidos esa fue mi despedida. Lo único que dejé. Nadie se acuerda de los kilómetros corridos, de las faltas provocadas ni de las asistencias. Solo quedan los números.

Antes ya había metido goles en otros equipos, pero cuando realmente aprendí lo que realmente significa un gol fue en un partido entre mi equipo –Alavés B –contra Gimnástica de Torrelavega. Fue un pase largo con ventaja para el portero que salió fuera del área, aun así se lo disputé, con la fortuna que erró y el balón le atravesó como si fuese un fantasma. Lo único que tuve que hacer fue empujar la pelota al fondo de la portería. Evidentemente que no fue el gol más complicado de mi carrera, pero la reacción de mi compañero Ibai me recordó lo importante que es un gol. Se me acercó con una sonrisa kilométrica y me dijo: “eres una puta máquina”. En un principio solo sonreía, pero su expresión facial volvió una y otra vez a mi cabeza en el viaje de vuelta en autobús. Acabamos perdiendo ese partido, lo cual me dio mucho tiempo para reflexionar en el largo trayecto de vuelta. Es lo bueno que tienen las derrotas.

Esa misma temporada en un partido contra el Marino de Luanco sentí lo mismo que Ibai con un gol de Xavi Molas en los últimos minutos de partido. Le cayó un balón botando en la frontal del área, y con su sutil pierna izquierda, coló un misil por una escuadra convirtiendo la estirada del portero en un mero trámite que le valía para justificar lo que debía pensar: “es imparable, he hecho lo máximo que he podido”. Más de 10 años después sigue siendo el gol que más me ha emocionado en mi carrera. No era un gol que nos diera un título, ni tan siquiera nos acercaba a uno; ese gol era el premio en un partido difícil en un campo complicado; llevábamos semanas sufriendo un ambiente enrarecido; el hastío del viaje en autocar en nuestras piernas. Por cuatro duros estábamos haciendo cientos de kilómetros cada 15 días. Muchos soñábamos con estar en categorías superiores; ese era nuestro último tren, y una temporada que empezó brillante, se fue torciendo de manera agónica ante nuestra impotencia. Ese gol en ese momento fue la luz al final del túnel. Ese gol lo marcó Xavi, pero ese gol era de todos. No creo que nadie envidiaría a Xavi Molas por marcar tan soberbio gol. Estábamos tan unidos en ese charco de barro, que no nos importaba quien anotara. Era un gol de todos. Una y otra vez recuerdo ese gol como si estuviera en el autocar de vuelta reviviendo lo que acababa de sentir. Cuando felicitaba a Xavi era consciente de que estaba felicitando al lateral derecho, al portero, al entrenador, al capitán, al que nunca juega… Estaba felicitando al equipo. Gol es el equivalente a la palabra equipo. Eso aprendí. Los goles son como los bancos y las farolas: de todos.

         Un gol propio se siente durante unos minutos, pero el de un compañero dura más porque está fuera de ti. Es como esos platos que te trajiste de Mallorca: Es un souvenir, un souvenir del gol. Cada vez que le ves te lo recuerda, cosa que no puedes hacer contigo mismo ni mirándote al espejo. Cuando uno se mira al espejo no es para decirse qué buenos que es, sino para hacerse preguntas y sacarse defectos. Cuando uno se encuentra perdido se mira más al espejo que cuando se tiene seguridad. Una persona segura no necesita adornarse mucho para salir a la calle: llaves, móvil, cartera y sonrisa. Es suficiente. Estoy seguro que si hubiese preguntado a Xavi Molas qué nota se hubiese dado en ese partido, seguro que se hubiese autoevaluado con un 6. Para mí sacó un 10 por emocionarme de esa manera, por hacer que mi trabajo, nuestro trabajo, tuviese recompensa. Por poner luz a ese interminable viaje de vuelta mi piso en la avenida Gasteiz.

        Escribiendo estas líneas me están entrando más dudas de las que soy capaz de responder. ¿Sienten todos los jugadores lo mismo al marcar un gol? No sabría decirlo. Hay sentimientos difíciles de explicar, y el gol es uno de ellos. Para saberlo se debería asaltar al goleador inmediatamente después de marcar el gol y preguntarle (creo que es más factible que un jugador publique un tuit durante el transcurso de un partido que lo que yo propongo). Es raro que ningún científico se haya molestado en hacer un estudio para averiguarlo. Aunque pensándolo bien, sabiendo lo que se siente, no creo que se pueda sacar ningún resultado que científico capaz de explicar qué se siente al marcar un gol. Al fin y al cabo, cada gol es diferente. Como lo es cada visión del amor de cada persona. Quizás ha sido una desfachatez atreverme a intentar explicar un intangible como lo es marcar el gol.

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