Después del aluvión provocado en su día por la marcha de Xavi Simons -un joven de 16 años- del Barcelona al París Saint-Germain juvenil, no quiero dejar pasar la oportunidad de enseñaros la parte del fútbol a la que no le dais bola.
En su día ya escribí: Xavi Simons hizo bien
Cuando un jugador en el que todo el mundo tiene muchas esperanzas se va, llueven las críticas hacia el jugador y los responsables, pero en ese mismo período de tiempo, otros jugadores reciben la patada en el culo ante la indiferencia general.
Desde que el fútbol es fútbol, cada año los clubes echan jugadores. Automáticamente, cuando esto sucede, todo el mundo da por hecho que son malos jugadores; incluso el mismo jugador llega a creerlo.
Pocos claman justicia.
Cuando dejé la disciplina del Espanyol todos se preguntaban por qué me fui. Sin embargo, cuando no me renové en ninguno de los equipos que estuve después -habiendo jugado en algunos el 70% de los partidos de titular- nadie preguntó por qué me invitaban a marchar.
Ocurre todos los años. Estoy seguro que en el mismo equipo de Xavi Simons echaron a algún jugador y a nadie, más que a los afectados, le importó.
Lo que quiero decir a los jugadores es que cuando abandonen un club no lloren por los aficionados, porque cuando les echen a nadie le importará mucho.
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