A pesar de lo que parece, no es fácil hacer amistades en el fútbol profesional. Durante diez meses se vive como una familia, pero una familia extraña, una familia por conveniencia. Con esto no digo que el ambiente sea infernal, sino todo lo contrario gracias a la superficialidad.
Los aficionados imaginan que un equipo es una asamblea popular o algo así, cuando en realidad es una asociación de autónomos con un objetivo común marcado por un jefe, que por lo general, es la pieza más débil cuando las cosas van mal. Una forma extraña de ser jefe.
Recuerdo que en el trayecto en autocar hacia el estadio, yo y muchos de mis compañeros, solíamos llevar puestos los auriculares; metidos en el partido, aislados de nuestros compañeros. Alguno si pudiera jugaba con cascos. Este aislamiento es una metáfora perfecta para explicar qué es un equipo de fútbol profesional.
Cuando se dice que el roce hace el cariño se demuestra que las frases hechas no hay que llevarlas a rajatabla. En el mundo profesional -sea el campo que sea- hacer amistad es complicado porque el trabajo condiciona cualquier relación debido a la presión que tiene acabar la faena. El vestuario de un equipo de fútbol no es diferente a una oficina, la única diferencia es que al trabajo se le llama «jugar».
La palabra «juego» maquilla la enorme competitividad de que hay entre compañeros. Competitividad sana, mayormente. Pero competir requiere tensión, y la tensión con la amistad no casa -cualquiera que viva en pareja sabrá de que hablo :).
Es con el paso de los años y la distancia, cuando los jugadores pueden llegar a conocerse, por la ausencia de tensión.
Mi experiencia personal me ha llevado a la conclusión de que mis mejores amigos en el fútbol son con los que compartí la etapa en el Fútbol Base. Share on X Son los únicos futbolistas que conocí en un estado más puro, sin máscaras protectores ni egos insaciables: la niñez. A los otros no he tenido tiempo de conocerlos hasta después de dejar el fútbol -todo el mundo sabe que es más fácil hacer amigos de niño que de adulto. Hemos llegado a tal punto que pronto inventarán un Tinder para hacer amigos-.
Años después hablo por teléfono con compañeros que hace más de diez años que no veo en persona, pero es como si no hubiese pasado el tiempo. Siempre tenemos cosas que contarnos porque somos como hermanos separados en la adolescencia; cada uno con sus aventuras y desventuras, pero, a pesar de las tormentas y los huracanes, nada se llevará nuestros mejores momentos.
Se llama Fútbol Base porque es la base de la amistad de niños que un día soñaron con ser futbolistas. Share on X