La cláusula de Neymar… es de Orange

La cláusula de Neymar… es de Orange

Hace unos días salió a la luz una cláusula en el contrato de Neymar en la que le obliga a ser amable con sus aficionados. En el momento que la vi me llamó la atención. Me sonaba de algo. Así que indagué en internet y encontré esta misma noticia publicada en el 2018, pero en lugar de personificar en Neymar se refería al código ético de los jugadores del París Saint Germain. Por alguna razón que sospecho que tiene que ver con la huida del París Saint Germain de la Superliga.

Los medios españoles han sacaron los tambores, los bombos y los platillos para que todo el mundo sepa qué clase de persona es Neymar y cómo se las gasta el Paris Saint Germain. Personalmente no creo que sea necesaria una cláusula para que los jugadores sean amables con los aficionados, pero a la hora de redactar contratos, quien tiene la sartén por el mango puede añadir las cláusulas que quiera. Además, es una manera de camuflar parte del salario. Los periodistas lo saben, pero no es tan escandaloso explicado así.

De hecho, tengo conocimiento de cláusulas mucho más llamativas que esta.

Aunque no esté escrito, los jugadores tienen una cláusula moral de respeto a los aficionados. El hecho de que animen u odien a un equipo revalorizan al fútbol. Pero cuando se trata de los propios aficionados la cordialidad debería ser una máxima. En el momento de firmar un contrato con un club el jugador se convierte en representante de este. Y aunque tenga su propia personalidad, incluso fuera del campo, será representante del club que le paga. Dicho de esta manera parece un tipo de esclavitud: ¡Lo es! Pero con una connotación menos dramática.

Este tipo de cláusulas explican una de las razones por la que los sueldos son tan altos en el fútbol de élite. Contrariamente a lo que supone ser rico -que es tener libertad- ellos ceden parte de su libertad personal a cambio de un gran salario. Por otra parte, entiendo a clubes como el Paris Saint Germain, que gastan un montón de dinero y no quieren arriesgarse a que un jugador manche el prestigio de la empresa. Sin embargo, estas cláusulas no evitan ciertos escándalos.

Según el artículo de 2018 esta cláusula es para todos los jugadores, la única diferencia que hay entre ellos es que unos ganan más que otros, pero debe ir en relación con los sueldos. Todavía me sorprende que haya tantas personas que pongan el grito en el cielo al tener conocimiento de esta cláusula de cordialidad.

¿Quién no ha ido a una tienda y le han atendido de manera desagradable?

Si la persona que atiende recibiera un plus por ser amable estoy seguro de que se esforzaría mucho más. Claro que el sueldo no es igual que el de un futbolista, pero el buen trato es gratuito. Ser amable debería ser una prioridad independientemente del sueldo de cada uno. Esto me ha traído a la cabeza una anécdota -que no lo era hasta que escrito este artículo- que me ocurrió cuando en una tienda de Orange al ir a buscar un teléfono.

El señor me atendió con la corrección que uno espera y una sonrisa (como me ocurre en la mayoría de las empresas grandes). Lo curioso fue que antes de marcharme me avisó de que iba a recibir una llamada con una pequeña encuesta para valorar el trato recibido. Con tono distendido me pidió por favor que pusiese un 10 (la nota máxima), porque si ponía un 8 le iban a llamar la atención para saber qué había pasado. De repente vivimos en una sociedad en la cual un notable ya no es buena nota. Imagino que si acumulaba una serie de buenas calificaciones recibiría un bonus.

Por eso la cláusula de Neymar no me sorprende, ya la tenía Orange.

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