Futbolistas que son tratados como galgos

Futbolistas que son tratados como galgos

El futbolista siempre está de moda. Cada día son más los niños y niñas federados. Algunos juegan a fútbol por el mero hecho de practicar deporte, por ocio. Sin embargo, hay un gran número de jugadores a la salida de la etapa juvenil y a las puertas del amateurismo/profesionalismo que mantienen la ilusión de vivir del fútbol. No son Messis, no son Ronaldos. Pero para ser profesional no es necesario ser el mejor.

Para ser profesional no es necesario ser el mejor.

Me voy a centrar en los jóvenes que militan en las canteras de los equipos de élite. Durante la niñez y la adolescencia ponen lo mejor de sí mismo con el objetivo de optar a las pocas plazas disponibles en el fútbol profesional.

La historia de Jaime Mata

Ser parte de una cantera te acerca más al objetivo. Raros son los casos como el de Jaime Mata que con 30 años ha llegado a la Selección Española sin jugar en ninguna cantera de élite. Las canteras son un filtro necesario para seleccionar a los elegidos. Tan necesario como injusto.

El hecho de pertenecer a una cantera tiene ciertas ventajas, pero también inconvenientes: una vez se sale de ellas, hace mucho frío fuera.

El jugador de cantera es un perro doméstico, mientras que el resto son perros callejeros. Clic para tuitear

Lo vemos con los jugadores que salen de la cantera del FC Barcelona, a los que se les presupone un futuro brillante y acaban siendo jugadores de nivel medio porque son esclavos de un modelo de juego en particular. Con esto no digo que sean unos fracasados, todo lo contrario.

Una vez se sale de una cantera de élite, hace mucho frío fuera

Abandonar una cantera supone, en muchos casos, dar un paso atrás. Y no todos los jugadores asumen que durante un tiempo no van a tener las comodidades que se tienen en un equipo de élite.


En las últimas semanas casualmente he conocido el caso de varios jugadores que tras una lesión grave fueron apartados de sus equipos sin contrato ni atención médica. Es más, fueron descartados un día antes del cierre del mercado de fichajes. Dejándolos sin equipo.

Ninguno de estos jugadores quedó invalidado para la práctica del fútbol, ni mucho menos. Estamos hablando de jóvenes que no superaban los 22 años.

Pues resulta que esta práctica es tan habitual en el mundo del fútbol como en la caza: si el galgo no puede cazar hoy, se sacrifica o se abandona.

En el caso de los futbolistas se les abandona sin más. Que de algún modo equivale a sacrificarlos, ya que cargan con una etiqueta que dice «INVÁLIDO». Ni se molestan en recuperarlos porque pueden reemplazarlos por jugadores más jóvenes, sin cicatrices.

Muchos de estos jugadores, sin saberlo, entran en una depresión. Cuando han pasado años más tarde, es cuando lo ven.

Los causantes de estas depresiones siguen utilizando las mismas tácticas cuando un galgo ya no les sirve para cazar hoy.

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