Hace un par de días estaba viendo a la Selección Española de balonmano -también conocida como «Los Hispanos»-. Me cautivó el balonmano. No sé si es porque en los Juegos Olímpicos todos los deportes tienen un aurea especial o porque el balonmano siempre es así.
Desde mi punto de vista fue un partido duro, pero lo que me llamó la atención fue que el contacto es bien recibido. No podía dejar de comparar con el fútbol. Se agarraban, el árbitro señalaba la falta y no veía a ningún jugador comiéndole la oreja al colegiado. Sé que hay otras normas, pero me quedó claro que el fútbol no es un deporte de contacto a pesar de que haya contacto. Creo que Diego Latorre lo definió muy bien con una frase (aunque no he encontrado la referencia):
El fútbol es un deporte de contacto en el que se debe evitar el contacto»
¿Diego Latorre?
No es una crítica al fútbol sino a la manida frase que dice que «el fútbol es un deporte de contacto». Yo diría que es un deporte en el que se penaliza el contacto. Esto lo convierte en un deporte mucho más complicado que otros en los que está permitido agarrar o derribar a los adversarios sin riesgo de ser amonestados o expulsados.
El fútbol es un deporte de mucho impacto y velocidad. Muchas veces se dice que es un deporte en el que 22 jugadores van tras un balón. ¿Sabes lo difícil que es ir a toda velocidad a la vez de parar al rival sin ser amonestado o expulsado? En fútbol americano puedes derribar a un adversario, balonmano agarrar a un rival sin que se sancione con falta, o en baloncesto poder hacer cinco faltas personales antes de ser expulsado del partido, con la particularidad de que es sustituido por un compañero.
En fútbol puedes hacer muchas faltas, pero como te echen tu equipo se queda con uno menos. Parece que no es tan fácil defender. Por eso me llama la atención la fama que carga Sergio Ramos como uno de los mejores defensores de los últimos años siendo el jugador más expulsado de la Liga. La mayor parte de las tarjetas por faltas. Quizá no sea tan buen defensa. Quizá jugador que defiende como si jugara a fútbol americano. Puede ser un gran jugador sin ser un gran defensa.
Parece mentira que escribamos la palabra «Taekwondo» sin faltas con lo complicada que es y lo poco que lo vemos. Pues vi un par de combates, con especial interés de una joven de 17 años española que se ha colgado una medalla de plata. Estoy hablando de Adriana Cerezo. Nunca había escuchado hablar de ella, pero estoy tranquilo porque ni el campeón olímpico Joel González tampoco la había visto. Sin duda es que ese sí que es un deporte de contacto, pero se aceptan los golpes con deportividad, cosa que no ocurre en el fútbol.
Por eso creo que el fútbol carece de los atributos para ser un deporte olímpico. Los jugadores no aceptan recibir patadas como parte del juego. Percibo que los futbolistas de las principales potencias no acaban de entender el espíritu olímpico. Lo hacen de manera inconsciente debido a que muchos no necesitan ni ser los mejores futbolistas del mundo para optar a una medalla. A esto le sumamos que no van los jugadores más importantes menores de 23 años, y los pocos veteranos que van a veces están en el declive de sus carreras. Durante un año Sergio Ramos se prestó a ir a Los Juegos Olímpicos, pero su 2021 ha estado plagado de lesiones, lo que le apartó de la Eurocopa y, evidentemente, de Tokio.
Todo esto pare decir que soy capaz de ver las semifinales de piragüismo en slalom antes que las semifinales de fútbol. Puede que hace unos años llegase a tener cierto sentido, pero últimamente es un torneo menor porque nadie se lo toma en serio hasta llegar a semifinales. En cualquier disciplina el diploma olímpico es un premio de consolación, sin embargo, para los futbolistas carece de importancia. Me pasa como con los programas como La voz, si quiero escuchar música voy a YouTube o Spotify en lugar de ver ese tipo de programas. Para ver fútbol tengo otros eventos más apropiados que Los Juegos Olímpicos.