Desde hace poco más de un año estoy jugando los lunes con un grupo de padres del club donde juega mi hijo y en el cual entreno a los benjamines. 10 años antes estuve jugando con un equipo de veteranos (Sant Miquel) con el que lo pasé muy bien, pero a los dos años noté que no me aportaba nada jugar a fútbol cada sábado con 31 años.
No me iba a convertir en el próximo Samuel Etoo. Me faltaba gol.
Mi hermano me regaló unas botas Nike azules de gama media. Calculó mal la talla y me iban pequeñas. Quedamos en que me las cambiaría, pero estaba tan ansioso que recé para que se dieran de sí y se amoldaran a mis pies. Me vinieron de lujo porque yo tenía unas del Decathlon muy cutres. Las de mi hermano se veían bien, pero me iban muy pequeñas. Después de cada partido me dolían los dedos gordos, como si me hubiesen pegado un martillazo. En invierno era peor.
Me compré las botas de Decathlon porque no tenía claro que fuese a durar mucho tiempo. Utilicé las Nike porque se veían mejor, pero no me deshice de las botas baratas porque a veces me iba bien jugar sin dolor en los dedos.
Recuerdo mi primer partido con el Sant Miquel. Marqué tres goles. Está bien, pero solo tenía 30 años. Estaba recién retirado 4 años antes. Me gustó la alegría que reflejaban los ojos de mis compañeros. Yo estaba ahí para disfrutar, no para ganar. Jugaba bien a pesar de las botas del Decathlon primero, y después a pesar de las Nike que me regaló mi hermano.
Ahora llevo un año jugando con los padres del equipo de mi hijo. Estoy disfrutando tanto que me compré unas botas en Futbolmanía. Después de ojear varios modelos en un rango de precio entre 50 a 60 euros. Escogí unas Adidas, pero casi elijo Nike. No lo hice por un motivo.
En 2001, cuando fiché por el Southampton FC con 19 años, llevaba desde los 14 años patrocinado por Nike. Llevaba dos semanas en Inglaterra y llamé a Pere Guardiola (hermano de Pep), encargado de Nike en aquella época:
-Hola, Pere. Necesito que me envíes tres pares de botas para empezar la temporada.
-Lo siento Jacinto, no puedo por bla bla bla…
Jacinto & Pere Guardiola
Ese mismo día tiré las Nike que tenía y fui al centro comercial para comprarme dos pares de Adidas Predator blancas (las que estaba llevando Beckham). Rompí con Nike. Aunque en realidad yo era como ese al que su pareja le abandona y dice: ¡De todas maneras te iba a dejar! Me fastidió mucho que en el momento más importante de mi carrera, con mi primer contrato profesional, la marca que me acompañaba desde los 14 años me daba por perdido.
Lo he superado, ahora llevo zapatillas Nike. Pero tengo claro que nunca más voy a comprar botas porque, si tienes el pie un poco ancho, las Nike te los destroza. (No se lo digas a nadie).
En uno de mis últimos libros hablo de las cosas buenas del fútbol, aunque una de ellas son unas buenas botas, no lo mencioné. Te animo a leer La Cara Amable del Fútbol.