Como va siendo habitual últimamente encuentro la inspiración en cualquier lado. Hoy vuelvo a repetir con un tweet del entrenador Ricardo Zazo.
Vivimos en una época en la que se trata de medir todos los aspectos del juego a través de la tecnología para explicar el fútbol.
El fútbol es una religión, y las religiones tienen la particularidad de estar construidas sobre lo intangible. ¿Quién ha visto a Dios? Sin embargo millones de personas creen en él.
Leo en Twitter datos acerca de cuantos kilómetros ha recorrido un futbolista, cuántos pases bien y cuántos mal. Al final el resultado de estas estadísticas es que Messi corre poco y que Umtiti es un gran pasador.
Como las graduaciones, esta moda está importada de Estados unidos, concretamente de la NBA. Si no que se le pregunten James Harden que se hincha a meter puntos en la fase regular y luego en los playoff es un mindundi.
Luego hay jugadores que no son protagonistas, pero entran en los minutos finales para hacer puntos como locos e incrementar sus estadísticas. Si solo se miran sus datos parecen jugadores importantes.
En el fútbol los datos son una pequeña parte del juego, una orientación, pero lo emocional tiene un peso mayor del que los datos reflejan.
¿Cómo se mide el estado emocional de los jugadores con datos?
Hablando con ellos. En la época de los teléfonos móviles, los mensajes de whatsapp, los emails, etc. hablar sigue siendo una herramienta fundamental en el fútbol y en la vida.
Ahí entra la figura del cuerpo técnico. En las tandas de penalti no se escogen estrictamente a los mejores lanzadores, también se tiene en cuenta a los que están más confiados. Y de los técnicos depende detectar a los más enteros ante la presión.
A la hora de la verdad no importa qué jugadores tienen mejores estadísticas desde el punto de penalti. Es una cuestión mental.
En una maravillosa entrevista a Messi en Fox Sports, el astro argentino explica el fallo del penalti contra Chile en la final de la Copa América: «estuve pateando penales durante toda la semana. No fallé ninguno, pero contra Chile lo tiré como nunca».
Está demostrado que además de las cualidades técnicas y tácticas, las psicológicas tienen gran importancia en el rendimiento de un jugador, de un equipo. Esta es una virtud clave en un entrenador si quiere conseguir sacar el máximo rendimiento de su plantilla.
