¿Motivación o extorsión?
Desde hace un tiempo, en Instagram me aparece un creador de contenido que es entrenador y supuestamente da consejos a otros entrenadores para mejorar la relación con sus equipos y con los padres. Sin embargo, poco a poco me he dado cuenta de que su mensaje es, en realidad, bastante tóxico.
Un ejemplo claro es un vídeo en el que afirma que si un niño no asiste a un partido un fin de semana porque va a visitar a sus abuelos, al siguiente no será convocado. Para mí, eso es una forma de extorsión. ¿Qué culpa tiene el niño de querer pasar tiempo con su familia? ¿Por qué debería ser castigado por ello? Entiendo que el compromiso con el equipo es importante, pero también lo es el tiempo con los seres queridos. Los partidos son frecuentes, pero las oportunidades de visitar a los abuelos no son eternas.
Además, en otro vídeo sostiene que si un niño falta a un entrenamiento porque asiste a un cumpleaños, tampoco será convocado para jugar. Me parece otra barbaridad. Salvo en categorías profesionales, donde sí es necesario hacer sacrificios, creo que penalizar a un niño por asistir a una celebración ocasional es excesivo. Ya llegará el momento en que, si su carrera deportiva avanza, tenga que renunciar a ciertos eventos sociales. Pero mientras sean niños, deberían poder disfrutar de estas experiencias sin temor a represalias.
No digo que el compromiso con el equipo no sea importante. Si un niño falta constantemente a entrenamientos o partidos, la situación cambia. Pero castigar a un niño por asistir a un cumpleaños cada dos o tres meses me parece injusto. A veces, cuando crecemos, nos arrepentimos de haber priorizado un partido irrelevante sobre momentos significativos con amigos y familiares.
Algunos entrenadores parecen olvidar que los niños no son piezas a su servicio. El deporte infantil debería fomentar valores como el compañerismo, la responsabilidad y la diversión, no imponer normas inflexibles que convierten el juego en una obligación.