De tu cumpleaños en Facebook a David Beckham

De tu cumpleaños en Facebook a David Beckham

Mi cumpleaños desde hace tiempo solo es una gran fiesta en Facebook donde gente que no conozco son los invitados. Asoman sus cabezas y me felicitan. Lo agradezco, pero al mismo tiempo me avergüenzo de mí mismo por no haberles felicitado en su día. No tengo excusa, cada día recibo notificaciones que me alertan de que hoy es el día de alguien. Seguramente hoy, más de uno de mis contactos en Facebook cumplen años. No tengo pensado felicitarlos, aunque les deseo lo mejor. Admiro a todos aquellos que son capaces de felicitar cada día a los cumpleañeros a pesar de no publicar nunca nada. Pero los más meritorios son aquellos que intentan contestar una a una todas las felicitaciones. El primer año en Facebook fui uno de ellos.

Hoy es mi día, pero hoy, precisamente hoy es el día que más me cuesta abrir el Facebook, tengo tantas felicitaciones que me pongo rojo. Hoy, en el día de mi cumpleaños, me gustaría que todos mis amigos y contactos fueran un poco como el camarero de este bar. Me ha traído el café con leche y el donut sin apenas articular tres palabras, ninguna de ellas ha sido “feliz cumpleaños”. Para él hoy es un día más, ni siquiera es mi día. Intento hacer algún gesto con la cara para que note una especial alegría en mí, pero está demasiado apurado como para darse cuenta de que es mi cumpleaños. “Aquí tiene, caballero”. Si fuéramos conocidos de Facebook, seguramente sabría que es mi cumpleaños, y me hubiese sorprendido con una magdalena con una vela colocada encima. Los demás camareros me hubiesen cantado el cumpleaños feliz y me hubiesen dado palmaditas cálidas en la espalda.  Me dirían que disfrute de mi día, y yo les miraría con cara de martes. Creo que en el día de cumpleaños la gente no debería trabajar. Hay días festivos menos importantes que este.

Volviendo a la magdalena que me pondría al camarero si fuésemos amigos en Facebook, es casi mejor que no me la haya puesto, porque en estos tiempos las magdalenas ya no se llaman magdalenas, las llaman muffins, ¿y qué quiere decir “muffin”? Te lo digo rápido: «muffin» quiere decir que “te voy a cobrar 2,50€ por una magdalena”. Si tuviera que invitar a un muffin a cada uno de los que me felicitan, estaría arruinado. Es duro tener que invitar a tus amigos en tu cumpleaños -algo que no entiendo. ¿Si eres el que cumple años, por qué pagas tú? Prefiero que no me hagan regalos pero que me inviten a comer un menú de más de 13 euros.

En realidad prefiero estar en esta cafetería que tener que sufrir una fiesta sorpresa -detesto ser el centro de atención en una fiesta-. Me aterra tener que sacar esa sonrisa de madera que todos mostramos cuando nos cantan en dos idiomas(en Cataluña, tres) el mítico cumpleañosfeliz mientras nos sentimos abrumados por la cantidad de gente que se ha reunido para felicitarnos. Esperan ver tu mejor sonrisa mientras te apuntan con los móviles como el fulmigador apunta a las hormigas. Se te pone la cara de cemento cuando te dicen que sonrías en la fotos como David Beckham, pero no eres David Beckham y te lamentas por no haberte gastado más pasta en los dientes. David Beckham mola, aunque no haya hecho méritos para tener un hueco en Frases de Futbolistas. David se ha puesto unos dientes que con solo abrir la boca le basta para simular una sonrisa. Ronaldo también se ha puesto dientes, pero no le quedan como a David. David ríe con ingenuidad, mientras que Ronaldo para joder como La Pantoja. Para eso sirve el dinero, para dientes, no para que lo gastéis en muffins. Compraros unos dientes que sonrían por vosotros. El problema es que si abres la boca con esos dientes de porcelana parecerá que te ríes como el loco de Montoro.

Este texto no está en mi libro «Fútbol B» disponible en Amazon en formato físico y Kindle.

 

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