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Crear Impactus

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    En el hotel Generator, el pasado 15 de abril tuve la suerte de ser invitado por la empresa Impactus, que se dedica a atraer a jóvenes de todo el mundo para vivir la experiencia de estudiar y jugar a fútbol en Barcelona.

    David Sánchez contactó conmigo hace meses, y cuando llegó el día estaba más que preparado. La charla era para motivarles, contarles mi historia y ofrecerles una mirada desde dentro, la de alguien que ha sido futbolista profesional. Pero no quise hacerlo solo. Invité a mi amigo y compañero Albert Crusat, porque sé que su historia también podía inspirar a los chicos… y, sinceramente, también le podía hacer bien a él compartirla.

    Albert y yo empezamos juntos en las categorías inferiores del Espanyol. Compartimos vestuario hasta los 19 años y desde ahí cada uno emprendió su camino: yo me fui al Southampton, él al Rayo Vallecano. Yo fui de más a menos; él, de menos a más. Y con los años nos hemos reencontrado, reconociendo que, aunque los destinos fueron distintos, los mejores años fueron los de formación.

    Aunque llevo unos meses de invierno con disfonía puede hablar con suficiente voz. Eso sí, bebí un libro de agua caliente de la máquina del hotel para aclarar la voz. Albert estaba alucinando 😂.

    La charla era en castellano con traductora, pero me sentí tan cómodo que acabé traduciéndome a mí mismo… y la gran mayoría de veces, también a Albert. Cuando me cansaba, le dejaba a la traductora, pero el micrófono no lo solté. Bueno, sí, para dejárselo a Albert. Pero pude hablarles directamente a las familias, a los niños, y explicarles que estaban viviendo una etapa mágica.

    Lo que viene después no es peor, claro. Pero estos años son especiales, porque las ilusiones están intactas, los sueños muy vivos y todo está por descubrir. Les animé a disfrutar del torneo, del viaje, del proceso… porque no hay nada como jugar al fútbol cuando todavía crees que todo es posible.

    Albert Crusat desatado



    Y para sorpresa de Albert, preparé una presentación con fotos y vídeos inéditos suyos, repasando sus mejores momentos como futbolista. Le puso la piel de gallina. No se lo esperaba. Era mi manera de hacerle reconectar con el fútbol, de ayudarle a soltar la parte amarga y volver a la esencia. Sabía que se lo iba a pasar bien.

    Él temía estar nervioso… pero por momentos hubo que quitarle el micrófono porque se embalaba. Ya le he dicho que siempre hay que guardarse algo para la próxima. Pero fue muy sincero con los niños, y despertó la admiración de todos.

    Recibimos mucho cariño, buenas preguntas y, sobre todo, la sensación de que con esto devolvemos al fútbol una pequeña parte de lo que nos ha dado. Compartir nuestras experiencias, con verdad, es la mejor forma de agradecerlo.

    Y es curioso… cómo uno puede llegar a pensar que su carrera ha sido poco. Pero cuando compartes lo que has vivido, los demás te hacen ver lo lejos que llegaste.

    Contando historias

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