El egoísmo involuntario del futbolista asalariado

El egoísmo involuntario del futbolista asalariado

A todo el mundo le hace gracia que a un familiar cercano le vaya bien en la vida, y si es futbolista esa alegría se multiplica. De algún modo es una especie de orgullo temporal para la familia, después se convierte en una carga si no se ha gestionado esta situación excepcional durante la carrera de éste, ya que sus más allegados pueden no tener las herramientas para apoyarle una vez se retire con no más de 36 años.

El fútbol es tener un trabajo que te gusta y que además es un JUEGO. No conozco a nadie que desde niño cure heridas y diagnostique enfermedades reales, en cambio sí conozco hombres que desde niños marcaban goles reales en cualquier lugar habilitado como portería. Para los adultos el fútbol es una prolongación de la niñez (ya sea como jugadores o como espectadores).

Quien haya tenido un futbolista en casa entenderá de que hablo. Los futbolistas entenderéis de que hablo. Todo el mundo nos pregunta “¿Cómo estás? ¿Qué tal el equipo? ¿Dónde juegas este año? ¿Y el año que viene? Oí que estabas lesionado ¿ estás mejor?” . Eso está muy bien hasta que te das cuenta de que nunca le preguntas a ellos cómo les va. Siempre eres el centro de atención quieras o no.

En casa se preocupan tanto por uno que muchas veces, cuando el futbolista está fuera, tratan de no atosigarle con algunos «problemillas» que hay en la familia. La idea es no preocuparle porque está lejos y debe centrarse en su carrera. La vida del futbolista requiere de esfuerzos para todo su entorno. Esfuerzos que ni ellos saben que están haciendo.

Leyendo el libro de Messi, el niño que siempre llegaba tarde (Leonardo Faccio), me sorprendió que toda su familia se preocupaba por no molestarle cuando dormía la siesta, en cambio intuyo que con sus hermanos no debía ocurrir lo mismo. Esto pasa con muchos jugadores, se les/nos exime de ciertos mecanismos de funcionamiento de la familia. De todos los miembros, el futbolista de la familia es quien más tiempo libre tiene. 

Son muchos los sacrificios, pero más las ventajas, aunque cuando uno se encuentra dentro no lo ve. Al igual que no ve que su lesión de rodilla es menos importante que los 4 meses de paro que pasó su hermano hasta encontrar un trabajo de mierda.

Tampoco ve que sus padres se están separando porque cuando él está presente tratan de disimular para no preocuparle con «pequeñeces» como esa. El niño ya tiene bastante con hacerse con un puesto en el 11 titular y renovar contrato -piensan los padres. Es la hermana quien cada día tiene que aguantar el ambiente gélido entre los padres mientras acaba la carrera y trabaja. Pero vale más un gol de él que un examen aprobado por ella.

Nos puede llegar a parecer un drama que expulsen a un jugador en el minuto 15 pero no tanto que alguien sea contratado por 15 días.

Después tenemos a la mujer del futbolista que tiene la enorme generosidad de poner por delante las prioridades profesionales de él porque sabe que el futbolista tiene una fecha de caducidad muy limitada a corto plazo. Ella siempre tendrá la posibilidad de conseguir sus objetivos con una urgencia menor debida a la continua movilidad de una ciudad a otra en espacios de tiempo muy cortos.

Al retirarse, uno se da cuenta de tantas cosas que han ocurrido en casa y no se le ha involucrado para no afectar su carrera. El padre estaba más enfermo de lo que parecía, su hermana más quemada, su madre cobra una mierda porque desde hace 4 años le bajaron el sueldo, su primo no fue a la Universidad porque no supo de donde sacar mil euros. ¿Por qué nadie me dijo nada? Para no molestarte ¡Algo podía haber hecho, no soy la estrella de la familia! Soy un miembro de la familia.

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