Lo que aprendí doblando partidos
En las últimas semanas he tenido que doblar partidos con los diferentes equipos del club. Ir de aquí para allá, ayudar donde hace falta. Y aunque al principio pensé que iba a acabar más cansado que útil, al final me ha pasado lo contrario: me ha servido para ver cosas que con mi equipo ya no veo.
Cuando llevas meses con el mismo grupo, los tienes tan calados que hay detalles que se te escapan. Todo lo que hacen ya te parece normal. Pero cuando ves a otros niños y niñas, sin ese filtro previo, hay movimientos que te llaman la atención como si los vieras por primera vez.
Una niña que juega con niños
Hay una jugadora en el Alevín que me dio una lección sin decir una palabra. Juega con niños, y el otro día la puse de defensa. Lo que hizo cuando no tenía la pelota fue lo que me dejó pensando. Se situaba bien, miraba de reojo al rival, básculaba con el equipo, y todo eso sin hacer ruido.
No sacó el balón jugado con elegancia. No hizo un corte de esos que levantan aplausos. Solo estuvo atenta, colocada, activa. Y eso, sinceramente, me encantó.
Porque sin balón también se juega
La mayoría del tiempo en un partido estás sin balón. Y eso es algo que los niños no siempre entienden. Si no hacen algo concreto, se aburren. Cuántas veces hemos oído eso: “me aburro”. Y sí, en un campo de fútbol también te puedes aburrir si nadie te ha enseñado a buscar qué hacer cuando no te toca ser protagonista.
Los entrenadores tenemos esa responsabilidad: enseñarles que sin pelota también se puede jugar, que hay decisiones que tomar, posiciones que ajustar, rivales que vigilar. Y que todo eso también es fútbol.
El verdadero mérito
Porque ser activo cuando tienes la pelota no tiene tanto mérito. Lo difícil, lo que te convierte en buen jugador, es hacerte presente cuando nadie te ve.
Excelente Jacinto!