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¡Deja que los niños jueguen! Consejos para padres de futuros futbolistas

    Hoy quiero hablarte de algo que me toca muy de cerca, y que seguro a ti también si tienes un hijo o hija que hace deporte: ser padre o madre de un joven deportista.

     

    Si me sigues desde hace tiempo, ya sabes que soy un apasionado del fútbol y que gran parte de mi vida gira alrededor de los campos, animando desde la banda. Y confieso algo: durante mucho tiempo fui de los que gritaban “¡Pasa el balón!” o “¡Chuta a portería!” como si me fuera la vida en ello. Creía que estaba ayudando… y no.

    Hace poco vi un vídeo de un exfutbolista y entrenador que me hizo reflexionar de verdad. Su mensaje me golpeó de lleno y, desde entonces, mi forma de estar en la banda ha cambiado por completo.

    El error de gritar desde la banda

    Me di cuenta de que mi voz no ayudaba, sino que confundía. Mi hijo recibe las instrucciones del entrenador, que es quien manda en el campo, y al mismo tiempo las mías. ¿El resultado? Un lío tremendo y una presión innecesaria.

    Entendí que mi papel no es ser otro entrenador. Mi trabajo es ser su mayor fan, el que anima y aplaude, no el que da órdenes tácticas. A veces la mejor ayuda que podemos dar es simplemente callarnos.

    Confiar en el proceso (y en el entrenador)

    Si llevamos a nuestros hijos a un colegio, confiamos en el profesor para que les enseñe matemáticas. Entonces, ¿por qué no confiar en el entrenador para que les enseñe fútbol?

    En casa está nuestro papel más importante: inculcar valores como el respeto, la responsabilidad y la disciplina. En el campo, toca disfrutar del partido y acompañar sin juzgar.

    No son profesionales, son estudiantes de fútbol

    Esto fue un clic brutal para mí. Nuestros hijos no son futbolistas profesionales que cobran un sueldo. Son aprendices, estudiantes de fútbol.

    Si un niño empieza a tocar el piano, nadie le exige tocar Mozart perfecto en el primer recital. Con el fútbol debería ser igual: que disfrute, que aprenda, que ame el juego. Ganar está bien, pero nunca debe ser lo principal.

    La pregunta más importante después del partido

    Antes, cuando acababa el partido, yo preguntaba cosas como “¿Por qué no pasaste?” o “¿Por qué no chutaste?”. Creía que era constructivo, pero lo único que hacía era meter más presión.

    Ahora pregunto: “¿Te divertiste?” o “¿Qué fue lo que más te gustó del partido?”. Y la diferencia es enorme. Mis hijos juegan más libres, con menos nervios y siempre vuelven a casa con una sonrisa. Y yo, sinceramente, disfruto mucho más.

    Ojalá mi experiencia te sirva para reflexionar también. ¿Te has visto en esta situación en la grada? Te leo en comentarios.

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