5 razones para odiar la pretemporada

5 razones para odiar la pretemporada

En el post anterior hice mi Top 10 de las partes positivas de la pretemporada. Esta vez usted voy a relatar lo peor, o lo más pesado de la preparación para el inicio de ha temporada.

Partiendo de lo necesaria que es esta fase, es obvio que, por muy importante que sea, tiene puntos que la hacen un tanto incómoda.

Definición de pretemporada: Ni todo lo que te gusta te hará bien, ni todo lo que te disgusta te hará mal. Clic para tuitear

Final de las vacaciones

Al futbolista le gusta descansar, pero, al contrario que la mayoría de trabajadores, le encanta volver al trabajo.

La única pega es que cuando empieza a trabajar sus amistades, o su pareja, empiezan a trabajar. En pleno mes de agosto -el mes vacacional por excelencia- se trabaja duro. Además, se hacen sesiones dobles. Lo que complica dejar tiempo para el ocio personal, porque uno acaba tan cansado que el tiempo libre es para descansar.

Ser pareja de un futbolista implica este desajuste si la otra parte también trabaja. O en junio-julio, o no hay vacaciones.

Por mucho que ambos estén acostumbrados, es normal sentirse culpable por condicionar tanto la vida de la pareja. Una vez retirado es momento de compensar el «tiempo robado».

Mala época para mudanzas

Llegar a un nuevo club es ilusionante, pero eso conlleva cambios. Uno de los principales es encontrar casa y traer sus pertenencias.

Si el futbolista va a vivir solo la mudanza no es una prioridad; le basta con un lugar donde dormir y dejar sus pertenencias. Pero si vive en pareja tiene dos opciones: posponer la mudanza o delegar en la pareja.

Es habitual que la pareja pase el mes de agosto de arriba a abajo acondicionando la casa. Si tienen hijos esta tarea se complica más porque hijos tienen que disfrutar de las vacaciones.

Una vez más, a no ser que el jugador sea un caradura, el sentimiento de culpabilidad vuelve a ser una constante en la psique del futbolista. Llega un momento en el que las ausencias no se compensan, se aprende a vivir con ellas.

Aunque parezca que funciona, hacer regalos para compensar es solo un parche en la relación. Puede que funcione con los padres que viajan por motivos de trabajo y traen un juguete a sus hijos, pero no con adultos. Para compensar las ausencias, durante la temporada es necesario, respirar hondo, e involucrarse con los asuntos familiares o de pareja como el que más. Evita delegar.

Solo consigues pensar en fútbol

En pretemporada la exigencia es tal qué es difícil dejar de pensar en fútbol. El esfuerzo físico es tan abrumador que fuera del campo uno solo es capaz de pensar en el descanso.

En una pretemporada con el Espanyol B cuando yo tenía 18 años, un compañero dijo una frase que me quedó marcada de por vida:

Cada vez que abro los ojos y mi vida tiene sentido vuelvo a estar entrenando.Juvenal Edjogo Clic para tuitear

Entre la duplicidad de entrenos y la cantidad de partidos que se acumulan en pocas semanas, es imposible olvidar el fútbol completamente. Cuerpo y alma están entregados, o mejor dicho, robados por la causa.

Por supuesto que uno puede dedicar el tiempo a miles de cosas para distraerse, pero todas adaptadas al estilo de vida de la pretemporada. Por muy agosto que sea un futbolista no puede quedarse hasta las tantas tomando un gin tonic con los amigos sabiendo que al día siguiente tiene doble sesión de entrenamiento.

La pretemporada semiprofesional es un reto

Cuando hablo de pretemporada puede que haya puesto el foco únicamente a nivel profesional, pero he vivido ambas.

Las pretemporadas en un equipo semi profesional son mucho más duras que las profesionales porque el futbolista carece de menos recursos.

Hay menos masajistas, menos tiempo, y lo más importante: tienen que seguir con sus vidas.

En varios equipos he coincidido con otros compañeros que compaginaba en el fútbol con otros trabajos. Unos iban entrenar despues de trabajar, pero había otros con dilemas mayores; justo cuando cogían vacaciones empezaban la pretemporada, así que no tenían vacaciones reales (muchos ya tenían asumido que se quedaban de Rodríguez porque su pareja o familia sí se iban de vacaciones). Eso ya no es ser profesional, es ser súper profesional.

El puto calor

Me hace gracia cómo la gente espera el verano con una ilusión desbordante. A mí también me gusta el verano, sobre todo si no me toca trabajar. Creo que cuando la gente habla del verano se refiere a los días en los que no trabaja, porque según qué trabajos en verano son mucho más pesados. No todo el mundo trabaja con aire acondicionado.

Los futbolistas estamos acostumbrados a todo tipo de temperaturas, pero el verano es especialmente es duro. Me río de las recomendaciones que dan en la tele para que la gente no practique deporte en las horas punta.

En esas horas es cuando los futbolistas realizan el trabajo más duro del año. No sé cómo no se dan más casos de mareos o deshidratación.

El calor es duro, pero también es energía. Muchos jugadores aprovechan para ponerse morenos durante la pretemporada, por eso los vemos con los pantalones remangados como modelos de un póster para un festival gay.

Tengo muchas esperanzas puestas en mi libro Ulises: diario de un futbolista pobre. Reflejo desde la pretemporada la aspiraciones de un futbolista semi profesional.

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